Entrevista al director artístico del CCBORDA
Txt Lucía Levy / Ph Karen Levin
Pedro Cuevas es, además de un artista multifacético y difícil de leer, el director de arte del Centro Cultural Borda que funciona dentro del hospital neuropsiquiátrico. Empezó a trabajar allí en 2010, y creó el proyecto social “Dadores de arte” que festejó su primer año en el Festival Internacional y Multidisciplinario de Art Brut ‘El Templo de Sharlin’.
Es el principal dueño de la palabra del festival, y para que quede claro, con megáfono en mano define lo que los internos hacen como Art Brut: “Es el arte hecho por los locos y marginados, esos que antes eran una porquería y ahora se transformaron en grandes artistas. El arte está muy aburrido, y el Art Brut rompe con esto porque abre nuevos paradigmas y nuevas puertas al arte mundial”.
Cuevas está excitado, alborotado. Sus pies no saben estar quietos. “Al arte le entrego todo, demasiado, al borde de la muerte”, reflexiona mientras sus manos tocan su frente transpirada. “Vengo trabajando el arte hace mucho tiempo, pero ahora ya está, estoy satisfecho”, dice luego de asegurar que se retira definitivamente.
“Nunca supe qué iba a ser, pensé que sería un fracasado, sin trabajo ni jubilación, encima soy vago. Y ahora resulta que me puedo jubilar a los cuarenta años”, explica riéndose de su propia suerte. Sin embargo, algo en sus ojos hace dudar de sus palabras.
“Voy a dedicarme a surfear en Punta del Este. Una mantita, una silla y unos paisajes para pintar, bien tranquilo. Eso voy a hacer. Esto es demasiado, es como una inyección de adrenalina al estómago”, opina y se clava una aguja imaginaria en su panza.
Quizá no se da cuenta de la ironía y la contradicción que supone lo que acaba de decir: un artista que regala su tiempo y talento al Borda es el mismo que desea reclutarse en las playas top de Punta del Este para matar sus días jóvenes surfeando. Nadie puede asegurar que sus planes sean certeros. Con él nunca se sabe.
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