“Defiendo a muerte el hospital porque me salvó la vida”, resume Pedro con voz débil, a punto de quebrarse. Sus ojos de colifa se mojan al recordar que gracias a los médicos del Borda pudo salir, pudo pelearla. “Soy hijo único, y tras la muerte de mis padres tuve una crisis. Acá estoy contenido, me quiere todo el mundo. Y lo más importante es que no estoy más solo”, cuenta.
Pedro es el principal responsable de la restauración del viejo edificio donde hoy funciona el Centro Cultural Borda. Antes de ingresar al neuropsiquiátrico, Pedro trabajaba como técnico mecánico y sabe hacer de todo un poco. Su manera de agradecerle al hospital por haberle salvado la vida es ayudando con su oficio.
“Esto estaba abandonado. Junto al artista Pedro Cuevas y el doctor Daniel Camarero decidimos recuperarlo. Clavamos un clavo hoy, otro mañana y cuando nos dimos cuenta, ya estaba listo. Todavía falta ajustar un par de cositas, pero lo que nunca nos falta es la voluntad y el amor por el Borda. Hasta nosotros mismos nos sorprendemos de las cosas que podemos hacer”, relata.
Se lo nota contento, emocionado. Hay mucha gente del ‘afuera’ adentro, y eso le gusta mucho. Pareciera que al menos por hoy, los mitos se olvidan de atemorizar a la sociedad, dando lugar a una fusión entre los pacientes y los otros. “Locos hay en todos lados, todas las personas tenemos algo de locos. Yo soy un loco patentado y no tengo problema en decirlo”, confiesa.
Pedro se hincha de orgullo cuando habla de los locos lindos que son sus amigos, de su casa, el querido hospital de salud mental ‘J. T. Borda’. Allí le dieron todo lo que necesitó: contención, amor, paciencia, y sobre todo, una oreja para ser escuchado. Será por eso que es tan efusivo cuando lo describe. “Este hospital es el mejor de Sudamérica. Tendrá sus falencias como toda institución, pero no hay que discriminarlo. La sociedad necesita al Borda porque nadie sabe qué puede pasar mañana, todos podemos tener una crisis”, reflexiona.
Pedro se despide, regala un beso y agrega: “En el Borda hay muy buena gente y es un lugar como cualquier otro. El que no conoce el Borda no sabe lo que es, lo que se hace acá. Hay que venir, visitarlo. Están todos invitados”.
Junto a Pedro Cuevas, director de arte del Centro Cultural del Hospital Borda |
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