Graffitimundo invita a recorrer Buenos Aires con la mirada fija en los muros.
Txt. Etienne Baigorri
“Nuestro objetivo es construir un puente entre la obra que hay en la pared y su artista con las personas, resaltando las particularidades de un contexto único en el mundo”, cuenta Cecilia Quiles, una de las guías del tour de arte urbano que propone Graffitumundo, todos los domingos, sobre la escena de Buenos Aires. La idea nació en el 2009, cuando dos jóvenes inglesas llegaron a Argentina por unos pocos meses para conocer el desarrollo de este movimiento artístico en el país y “quedaron fascinadas, porque el graffiti acá es mucho más libre que en Londres”. Con todo un universo por descubrir se fue conformando este colectivo integrado por artistas, diseñadores, comunicadores y periodistas, que funciona como un punto de encuentro para que los creadores locales se conozcan y puedan difundir sus proyectos en una ciudad en contaste cambio.
Los recorridos por la escena porteña son sólo una de las partes que conforman este tejido cultural: “Para extendernos fuera de Buenos Aires, construimos una galería de arte on line y hacemos exposiciones a nivel internacional”, relata Cecilia. El sitio virtual está pensado como un espacio para que los artistas, que además de pintar en la calle pintan en otras superficies como la madera, las bases metálicas, el lienzo o la técnica de la serigrafía, tengan un espacio dónde vender sus obras. “Ahí es dónde se abre el abanico, pueden verse obras nuevas o reproducciones callejeras en formato de poster con la técnica del stencil, es decir, un stencil vivo, pero en otro soporte”, explica.

El film mostrará que el germen del arte callejero que hoy conocemos es el fruto de años de belicosa historia de la vida porteña. “La escena local tiene inicios fuertemente políticos, actualmente es muy dinámica y muta constantemente: Buenos Aires se convirtió en una de las ciudades más originales y excitantes de arte callejero del mundo, donde las pintadas pueden aparecer y desaparecer en cuestión de horas” y los contenidos también van variando, más allá de la estética. La crisis del 2001 se presentó como un claro ejemplo de esto: “potenció el trabajo del stencil con un sentido de crítica social, como una herramienta política”, explica Cecilia. A ésta transformación se sumó la inclusión de artistas más ligados al mundo del diseño, como Pum Pum, una artista callejera que encuentra en el diseño gráfico y la animación su medio de expresión.

No importa cuánto cambie el arte urbano en la ciudad, el objetivo de Graffitimundo siempre será el mismo: promover la escena y apoyar a sus artistas, porque esa es su definición de cultura. “Para nosotros la cultura está en el espacio público. Hay un concepto muy anárquico sobre esto en América Latina, esa es la gran diferencia con Europa y Estados Unidos en general”.
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