Txt. Mijal Iastrebner @mijebner
Desde España llega este sábado 31 al Espacio Fundación Telefónica la muestra del artista Daniel Canogar, quien viene trabajando sobre instalaciones construidas con material electrónico encontrado en basureros y centros de reciclaje. A partir de la exposición de seis piezas, el originalmente fotógrafo explora la corta vida de las tecnologías que se desechan y reaviva la memoria colectiva que contienen para construir un relato de una sociedad y una época. En la presentación de su obra condujo una visita guida y charló con Cultra.
Scanner |
Todo comenzó cuatro años atrás cuando Canogar fotografiaba ya a elementos tecnológicos en desuso. Una noche, se dispuso a ver una película en su taller: Encendió el proyector y ató los cables en un nudo para que no estorbaran la pared-pantalla. Accidentalmente, cuando finalizaba la película, el nudo se deshizo y sobre los cables se proyectaron los títulos. Ese movimiento ascendente que recorría el material electrónico muerto le abrió una nueva exploración que devino en su primera obra de esta serie: Scanner, un cuarto repleto de cables telefónicos de diversos colores sobre los que se proyectan líneas que los recorren como si estuvieran procesando su información. Para el autor de esta pieza, “la luz aparenta la transmisión de las voces que viajan por los cables”. “Es un intento por recuperar la memoria y emular al cerebro también”, agrega.
A la instalación original le siguen otras cinco, diversas entre sí pero intensamente conectadas con la búsqueda inicial. Materiales tecnológicos ya obsoletos que, a través de la tecnología digital recuperan su latir. Tracks, construida con cinta de VHS sobre la cual se proyectan luces que lo recorren como si transmitiera información de un lado al otro, es para Canogar un reflejo de sí mismo. “El roce de lo analógico con lo digital, ese soy yo, esa es mi generación”, afirma.
Para el autor de Latidos el problema con el acelerado desarrollo tecnológico no es solamente es la contaminación que produce, sino lo difícil que le resulta despedirse de estas tecnologías que han quedado obsoletas. “Siento una gran empatía por estos objetos. Me sobre identifico con ellos”, admite y cuenta que no ha podido tirar ninguna de sus computadoras desde su Mac comprada en 1987 hasta sus laptos de los años 2000: “Adentro de cada una de ellas hay momentos, recuerdos, expectativas, anhelos”.
Este desmedido apego también lo ha vuelto un coleccionista de cámaras y ha intensificado su oposición al reciclaje: "Termina siendo una excusa para deshacerse rápidamente de las cosas y consumir nuevas". Al hablar de las revistas, y mientras sostiene un ejemplar de Cultra en la mano como ejemplo, explica que no se suscribe a ningún medio a menos que sepa que dispone del tiempo para leerlo y que el uso responsable es lo que hace la diferencia. "No podemos decir que las revistas de papel son malas porque contaminan y que es mejor el formato web, la tecnología contamina muchísimo. Se trata de medirse y aprender a reutilizar", explica.
Canogar se ancla en las memorias emotivas que le despiertan estos objetos y evoca a las del público. Parado junto a un collage de pantallas sin señal intenta expresar lo familiar que le resulta la imagen de la lluvia en la pantalla: “Recuerdo despertarme en medio de la noche con la tele así, sin transmisión. También recuerdo que teníamos en mi casa un televisor roto que sólo funcionaba cuando la tocaban y teníamos que turnarnos para verla”.
Pieza de la obra Otras Geologías |
Es curioso el modo en que se disparó esta vocación por revivir objetos en desuso. Años atrás, cuando se encontraba en el proceso de creación de Otras Geologías (2005), un obra compuesta por murales fotográficos enormes (3mx2m), entró en un container en el que se acumulaba plástico y se encontró con un montón de juguetes desechados. “En un momento, di un paso y con mi propio peso activé una nana (un canto para dormir a los niños) que salía de las tripas de un juguete que habría sido abandonado. En ese momento me surgió preguntarme qué habría pasado con los niños que solían jugar con ellos, ¿habrían crecido? ¿tendrían demasiados? Sentí la necesidad de rescatar esos objetos que iban a ser triturados. Al día siguiente volví con una camioneta y me llevé todos los juguetes que había”, cuenta el artista y hace una pausa para luego admitir: “En su momento no me di cuenta, pero ahora veo que lo hice como un rescate de mi infancia”.
Es claro que ha habido una evolución, de los juguetes a la tecnología, a podido rescatar y revivir sus memorias a través de su arte. Cuanto saudade hay en la mirada de este hombre que está recordando el pasado, casi como si intentara retrasar el inminente final. “Yo tengo una fecha de caducidad y la tecnología también la tiene. Con mi obra busco encontrarle el pulso a esa tecnología obsoleta”.
Entrada libre y gratuita | Espacio Fundación Telefónica (Arenales 1540, Recoleta) | Abierto de lunes a sábados de 14 a 20.30 hs | Muestra vigente hasta el 23 de junio de 2012.
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